Elucubraciones de madre

noviembre 14, 2013 § 8 comentarios

Heeey, ya creíais que no llegaba, eh? pues oye por los pelos. Pasito a pasito hoy un post de… ¡pintura!

Estooo… ¿que letra había yo elegido hoy para mi diccionario? estaba yo pensando en la D, la D de… de  qué era… ¡ah! D de demencia, claro. Qué si no. Pero como siempre, un quiebro inesperado de última hora, me aparta de mi cometido y me pone en senderos más cantarines.

Este post va, como bien indica el título, de las elucubraciones de una madre, la mía. Con la E de elucubrar, que según la RAE es:

1. tr. Elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad.
2. tr. Imaginar sin mucho fundamento. U. t. c. intr.
3. tr. desus. Trabajar velando y con aplicación e intensidad en obras de ingenio.

Y es que lo de elucubrar (no me preguntéis cuál de las 3 acepciones, que hay gustos para todo) es lo que hacemos a menudo las mamas blogueras. No me digáis que no. También publicamos chorradas pero cuando nos da por divagar, irnos por las ramas y encontrar conexiones imposibles, a veces, incluso logramos que todo cuadre. Elucubramos si estamos haciendo las cosas bien. Si no deberíamos modificar alguno de nuestros hábitos. Leemos, escuchamos, elucubramos… Yo creía que eso era cosa del puerperio pero ya estoy viendo que no. Que las elucubraciones van a continuar más allá del destete y por los siglos de los siglos.

Hoy he tenido el placer de asistir en primera persona a las elucubraciones de mi madre en materia de ¡pintura dieciochesca! (Sí, lo era. Aunque la mayoría de los ejemplos del post sean del XIX.) Lo flipas.
Yo he alucinado. Y los trabajadores del museo, también. Casi hacemos saltar la alarma un par de veces. Los nenes que estaban en salida del cole y su monitora también se han girado a nuestro paso. Cual Walquirias locas y chillonas (porque mira que hablamos alto) atravesábamos las salas de la pinacoteca. Claro, además, como no entendían lo que decíamos y el tono era bastante docto pues dábamos el pego.

Yo creo que mi madre ha colado como crítica de arte portuguesa con solera. Es lo que nos pasa a los catalanes en el exterior, que siempre nos toman por portugueses. Pero no pasa nada. Son gajes del oficio.

El caso es que a sus 67 años, ya no tiene que elucubrar (o eso creía yo) sobre si las clases extraescolares en exceso serán o no contraproducentes o limitaran la creatividad del niño, sobre si el gorro de natación debe ser de silicona o de tela, sobre si amamantamiento o destete… La coges de la mano, te la llevas a la Nueva Pinacoteca pensando en pasar un rato relajado y, tal vez, en silencio y va tu madre y te sorprende de manera insospechada con sus elucubraciones sobre todo lo que colgaba en la pared y… ¿qué queréis que os diga? Ha sido una experiencia colosal. Omitiré la valoración del extintor y los cuadros de protección contra incendios y pasaré directamente a las pinturas:

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Joven campesina con tres niños en la ventana, 1840. Georg Waldmüller

– «Míralos! Precioso. Parece tan real. Los niños asomados más iluminados, la mujer atrás en penumbra. Qué profundidad! Si parece que estén ahí mismo! Es increíble lo que se puede hacer cuando uno sabe pintar…»

– Pues sí. ¡Precioso!

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La muerte de Valentín, ~1826. Eugène Delacroix

– «Este hombre está mal.»

Claro mamá, se está muriendo. Mira el título.

– «No tonta, no me refiero a eso, quiero decir que está mal hecho, que está desproporcionado! Mírale las piernas. Hombre, por favor, que si se pone de pie es mucho más grande que ella»

– Mmm… es verdad.

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La esperada, 1860. Ferdinand Georg Waldmüller

– «¿Te has fijado en las piedras? Fíjate cómo reflejan la luz!»

– Sí, y ella parece que venga smartphone en mano dándole al whatsapp! Jajaja… perdona… las piedras.

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Mujeres recogiendo piedra caliza del lecho del Isar cerca de Tölz, 1883.
Joseph Wenglein

– «Este es pefecto.»

«Hija te has animao tarde con la cámara por que mira que hemos visto cuadros bonitos.» Cierto. Hemos visto cuadros espectaculares. Ahora, recapitulando, me estoy dando cuenta. Faunos ocultos entre la maleza, rayitos de luz en la penumbra, caras iluminadas por la lumbre de un pitillo, madres, muchas madres. Obviamente de los «feos» hemos pasado de largo directamente. Ni sangre, ni oscuridades goyescas, ni penes en demasía. Sólo nos parábamos a deleitarnos con los que colgaríamos en el salón de casa que lo otro «no sé ni cómo pueden ponerlo aquí, por favor».

Mi madre controlaba el recorrido, me arrastraba de sala en sala. «Ahí no, en esa sala ya hemos estado. No, que vas al revés, es por aquí.» Cuando hemos terminado el recorrido, esto ha sido al llegar a la sala 1, porque hemos hecho el circuito al revés, yo estaba muerta, famélica y totalmente rendida a los pies de mi madre.

Más o menos así, como la del cuadro:

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Una madre de Alvito, 1848. August Riedel

Cuando tengo hambre pueden pasar dos cosas: o me cabreo o digo estupideces (a veces las dos cosas).

– Mama, ¿has visto? La buena samaritana pone cara de «pero ¿qué me estás contando, Jesucristo?» ¿No te parece?

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Cristo y la samaritana en el pozo, 1796. Angelica Kauffmann

– «Hija, ¿vamos a comer?»

– Sí, porfa.

Saliendo del museo, todavía en las escaleras y sintiendo ya la presión del AZ de la maternidad acechándome a la vuelta de la esquina, le he preguntado: «Mamá, rápido, dime una palabra con la E que defina las vivencias de tu maternidad». Sin pensarlo mucho, su respuesta ha sido: ENERGÍA. Efectivamente, qué buena respuesta, porque la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Así que, lo dicho. No os vais a librar de todas estas elucubraciones, simplemente, pasaréis a elucubrar sobre otros temas pero de esto ya no os salva nadie. Decía el otro día Mama Gnomo que dejaría de bloguear cuando sus hijos crecieran… ¡Ja! Con lo que he crecido y estoy por abrirle yo un blog a la mía…

Antes de lanzar el post me he hecho una pregunta a mí misma: «Pero a ver, qué pasa ¿tú antes de tener a tus hijos no elucubrabas tanto sobre las cosas?»

«Mmmm… no.» Y, con las mismas, le he dado al botón «publicar».

¿Y tú? ¿Lo sientes así también o lo de la elucubración nada tiene que ver con el tema que nos atañe? y, ya de paso, ¿crees que me van a empapelar por publicar estas fotos?

“La maternidad de la A a la Z” es un carnaval de blogs iniciado por Trimadre a los Treinta El objetivo es crear en red, un “Diccionario de madres” con el que reírnos, emocionarnos y conocernos un poco más. Si estás interesada en participar, tienes toda la información a tu disposición aquí.
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§ 8 respuestas a Elucubraciones de madre

  • nurananu dice:

    Qué cosas más chulas me dices, Tangentera!!
    Gracias por leerme! 😀

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  • Nuria, yo también llego tarde pero llegoooooo ;)))). Tu madre es una crack, igual que la hija, y esto te lo digo después de medio ahogarme de la risa con la elucubración de la campesina dieciochesca (¿o era del XIX? 😉 ) consultando el whastapp. Por lo demás, decirte que como viene siendo habitual en mí, elucubradora nata (Tangentera es mi segundo nombre), me quedo con la tercera acepción de la RAE; sí, esa que está en desuso, pero que vale igualmente, para decirte que para mí eres el AZrevelación y que me encanta que ELUCUBRES con tanto talento en este carnaval :))
    Me ha encantado!!!!
    Un besazo.

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  • paula sd dice:

    Pero qué preciosidad de post!!!! vosotras, las mujeres cultas, siempre me hacéis pensar lo inculta que soy,y que debería aprovechar tener aquí El Prado, el Thyssen, el Reina Sofía,…..y tantos otros que dejo «para mejor ocasión». Soy una ignorante en cuanto a arte (y otras muchas cosas) y es una de mis muchas asignaturas pendientes……
    Me ha encantado

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    • nurananu dice:

      Vosotras las mujeres cultas, dice! Jaajajaja!!

      Hace tres años que estoy aquí y he necesitado la visita de mi madre como excusa para por fin visitar este museo!

      A la vieja pinacoteca fuimos un día con los niños y unos amigos —> Estabamos por la zona, hacía un frío que pelaba y, con la tarifa de los domingos, pudimos ponernos a cubierto por un euro 😉

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  • jajajajaja Nuria!!! Cómo me reí con las elucubraciones de tu mamá!!! Me puse a pensar y me di cuenta que yo también hago elucubraciones desde que soy madre. De hecho, mi querido Demi a veces me queda mirando con cara extrañada o cuando le pregunto ¿será que esto está así por tal cosa? Me responde con un seco: «No sé gordita» y yo me enojo porque: ¿Cómo no se va a hacer las mismas preguntas que yo? ¿En qué piensan los varones o hay momentos en que no piensan, che?
    A veces voy aburrida en el subte o en el colectivo y me pongo a observar a la gente e imagino cómo es su vida y por qué son, visten o están así? Con caras alegres, con caras de culo, con caras de enojo, con caras sacadas… Y ni hablar si me junto con mi hermanita menor (otra madre), no dejamos títere con cabeza!!! Un divague total el nuestro…
    Genial, me encantó tu az de hoy!!!

    Un besote ;-D

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    • nurananu dice:

      Gracias, Pao!!

      Sí!! es como que hay que encontrarle explicación a todo ¿verdad? Yo creo que cuando conoces las cosas las puedes aceptar y tolerar mejor. Tal vez a estas alturas del partido, lo que necesitamos es entender el mundo y a nosotros mismos, para lograr ser más tolerantes con él y con nosotros mismos (valga la redundancia) y poder vivir en paz en medio de tanta imperfección (cosa intolerable en nuestra juventud…)
      ¿Lo he vuelto a hacer? Lo he vuelto a hacer…

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  • Rocío Márquez dice:

    Muy buen blog!!!! Felicitaciones las pinturas excelentes!!!! Quien es el pintor del primer cuadro ?parece Vermeer

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