Duende (troll, ya me entiendes)

febrero 27, 2014 § 5 comentarios

Hoy, en Twitter, se lamentaba una bloguera de haber descubierto a un troll en su blog. Me he puesto a reflexionar sobre la palabra troll y, en seguida, me ha venido a la cabeza esta imagen. troll1-peq

Voy a hacer un paralelismo inverso (un recurso estilístico que posiblemente acabe de inventarme, aunque igual no, vete a saber).

Mi casa es mi blog y mis hijos mis trolls

Y es que, igual que un troll en un blog da mucho juego, un niño en casa también lo da.

troll

Hoy introduzco esta palabra a mi diccionario de la maternidad y no me hace falta documentarme en exceso: con la primera acepción de la RAE me basta.

Duende (De duen de casa, dueño de la casa) <— (ojo al dato)

1. m. Espíritu fantástico del que se dice que habita en algunas casas y que travesea, causando en ellas trastorno y estruendo. Aparece con figura de viejo o de niño en las narraciones tradicionales.

Veis por donde voy ¿no? Pues eso.

Los usuarios de Internet también conocen la definición del troll cibernético: el provocador. Cuando pienso en un provocador me viene esta imagen a la cabeza.

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Tiene los ojos tan juntos que el antifaz le priva de la visión binocular. Que no ve ni torta, vamos. Pero le da igual, que para eso es un superhéroe.

Y ahora, para rizar el rizo, profundizar en la definición de duende (y alargar esta entrada lo indecible) voy a definir las palabras que construyen la definición de duende.

Espíritu fantástico

es un ser especial, es un ser que lo ves y no te lo crees. Es como que alguien se lo ha inventado. Alguien lo ha puesto ahí para desmontar tu mundo. Un troll quiere desmontar tu mundo. Un troll es un saboteador nato.

Travesear

Está claro que viene de travesura pero distingamos que, como en todo, hay grados: Grado 1: ir de aquí para allá inquieto y revoltoso (lo que hacen los nenes) Grado 2: Discurrir con variedad, ingenio y viveza (lo que intentamos hacer aquí las mamás que hilvanamos aventuras y desventuras para acabar de creérnoslas) y Grado 3: Vivir desenvueltamente y con deshonestidad o viciosas costumbres (a la RAE le falta decir «dándolo todo») que es lo que soñamos poder hacer el día que se independicen (entiéndase la ironía y la guasa que, aunque pueda no parecerlo, una es traviesa pero honrada).

Trastorno

Trastornos de sueño no hace falta mencionarlos que aburren. Los de personalidad también están en la orden del día (ya no sabes quien eres, no sabes si vienes o si vas, no sabes si volverás a ser la que eras, y acabas por plantearte si estaba bien ser la que (crees que) fuiste y decides renovarte y pasar a ser otra. Mismamente: reinventarte.

Estruendo

Ruido grande, confusión, alboroto. Sabes de lo que te hablo.

Niño

La Real Academia de la Lengua Española dice de ellos que tienen pocos años y poca experiencia. Aaaay… RAE, RAE… No. Esa es mi vecina, que además es tonta. La definición de niño de los académicos es irrisoria, absolutamente incompleta e irreal. Tal y como yo lo veo, el niño es el cachorro del humano.

Tu continuidad y tu perdición. Tu paz y tu guerra. Tu luz y tu ceguera. Te completan y te hacen trizas. Te hacen crecer y te agotan. Chupópteros empedernidos y manantiales inagotables… Estos son los míos. Mis pequeños trolls.

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