Amor de Malamadre #LaParty24M

Esta semana os van a llover posts sobre las impresiones que suscitó #LaParty24M. No podía ser de otra manera, dado que es el evento del año. Y yo no voy a ser menos, claro. Así que, aunque lo leáis 250 veces, aquí va mi comentario de la jugada de este maravilloso encuentro bloguero/twittero.

El día empezó así. El comando Breze salió de incógnito camino del aeropuerto. Ya no había vuelta atrás.

Madrid 23.06

Llegamos a la capital, tras un vuelo de 2 horas y media. Hacía tiempo que queríamos hacer una escapada mi amiga Silvia y yo. Ella estaba empeñada en ir a Madrid… Cuando me enteré de lo de La Party lo tuve claro. Y no me costó nada venderle la moto. De hecho, el empujoncito final (cuando a mi me entraron los remordimientos de conciencia clásicos) lo dio ella.

Y ahí que nos fuimos ni cortas, ni largas, sino a la altura de la rodilla y de negro, discretas. Hacia Madrid. A los #buenospadres nos los camelamos con un par de pizzas y una botella de vino. Todavía no tienen muy claro por donde les colamos el gol. Fue un gol de escuadra en toda regla, un buen dribbling a la altura de los entremeses y un remate de cabeza magistral hacia los postres.

Así que allí estábamos Silvia y yo, en Vodafone Sol. (Que me explique alguien cómo Sol ha pasado a llamarse así, porfa). Con nuestra maletica (todavía mirando a nuestro alrededor con la sensación de que nos faltaba algún niño) y unas ganas locas de fiesta. Las horas previas a la cita las pasamos paseando y charlando con amigos, dejándonos timar en el retiro y comprando tonterías para nuestros hijos para lavar nuestra mala conciencia y el sábado tarde llegó. Y con él un vermut a la hora de la merienda en el que se produjo mi 2ª vez (entiéndase mi 2ª desvirtualización). La primera, que fue en petit comité, la cuenta aquí Remorada, porque yo soy tan bruta que jamás terminé mi versión.

¡Qué emoción! Sólo tenía que atravesar el Retiro para llegar al…

Vermut

Una llamada. Unas coordenadas. Una terraza en la calle Alameda y un grupo de mujeres (des)conocidas (también había un #buenpadre y tres niños). A tres de ellas las situé rápido. Eran Verónica, Majo y Almudena con las que ya sentía afinidad por los muchos intercambios que se habían producido durante nuestro proyecto común: el AZ (lease azeta) de la Maternidad. Las otras tres también me parecieron muy simpáticas pero pasó un rato hasta que me percaté de que ¡eran Arusca, Olga y Noelia! De repente, una vez situados los banners de sus blogs sobre sus cabezas fue como estar entre amigas. Cervecitas, picapica, tostas de brie, de solomillo…

Verónica es toda emoción, es un corazón andante. Es el abrazo gigante que nos ha unido con su simpatía, su cariño y su cordura sin fin. Majo es la risa, es tan alegre como sus escritos, el sol del AZeta. Almudena, que tiene unos ojos preciosos, tuvo que irse antes de lo que habría deseado. Pero ya nos hemos prometido más. ¿Verdad? Arusca nos contaba cómo descubrió su amor por las tartas de fondant (tiene un canal de Youtube que no os podéis perder) y después de que Olga me transmitiera su arma secreta para organizar las publicaciones del blog (anoté el nombre de la aplicación en algún papelito que no encuentro) pasé a largarle uno de los mayores rollos del día a la pobre Noelia, que aguantó el chaparrón ¡sin perder su preciosa sonrisa! Sorry. (El otro chaparrón se lo llevó horas más tarde Bego, a la que también tenía muchas ganas de conocer.)

La conversación fluía de nuestros blogs a nuestros hijos, del camarero a los tres policías buenorros en el bar… y así, hasta que llamó Noni, que acababa de llegar a Atocha y que se puso a caminar, al parecer siguiendo indicaciones «perversas», hacia un parquecito bastante grande. Verónica y Majo fueron a su rescate y así conocimos a otra integrante del famoso AZ de la Maternidad, que habréis visto mencionado tantas veces en este blog. Noni, llegó a la mesa ya haciendo chistes con el humor que la caracteriza, sobre el rodeo que había dado. Charlamos como si lo hubiéramos hecho el día antes y tuvimos que despedirnos antes de lo deseado para ir a acicalarnos para La Party. Porque, por muy bellas que seamos, teníamos que darlo todo en el encuentro con las @Malasmadres. Teníamos que estar fantásticas para las otras 249 mujeres que asistirían al evento. Así que nos despedimos frente a la estación. Con unas con un «¡hasta luego!», con otras con un «¡hasta la próxima!»

Selfie #AZetero en Atocha

 

¿El secreto?

Creo que nunca en la vida he visto tanta mujer guapa junta. Ahora que no me oyen los de Mary Kay, voy a desvelaros el secreto de su belleza. Bueno, está claro que íbamos todas pintada como puertas pero, a parte de eso, también íbamos felices como perdices. Eso se veía en los rostros de las asistentes. Todas sonrientes y a la expectativa. Y el evento no defraudó. Entre los preciosos decorados vintage no parabas de oir cosas como «Hola, tú eres @fulanita ¡Yo soy @menganita!» Gritito chorras y abrazo. En muchos casos ¡con lágrimas y todo! Quien lo viera desde fuera podría haber hecho mucha guasa (yo misma la habría hecho) pero tengo que admitir que vivirlo fue muy emocionante. Jamás lo hubiera imaginado.

Soy super fan de la Menina. No desvelo su identidad a menos que me lo permita explícitamente.

Jamás hubiera imaginado sentir tanta emoción rodeada de mujeres «extrañas». Hubo abrazos. Abrazos que iban más allá de un simple saludo. Hubo picoteo, hubo música y baile, risas, ¡palabras de amor! Promesas de reencuentro. Sobretodo muchas ganas de continuar, poniendo voz y ojos a las personas que hay al otro lado de los blogs que leemos habitualmente. Terminamos admitiendo que, efectivamente, somos frikis y que, qué bueno que nos tenemos las unas a las otras porque, esto no hay quien lo entienda.

En la puerta nos encontramos con Ruth que (voy a decir algo que creo que todavía no se ha dicho) ¡es igual que su avatar, pero más guapa!. A María me alegró horrores conocerla (lo sabes ¿no?) y nos sacamos fotos con todos los gorros que encontramos, charlamos un ratito con LolitavonStoff, que nos confesó su nombre real y cómo hacía sus fantásticas zapatillas. (Quiero unas).  Leti me abrazó y le dejé el vestido perdido de lagrimones (cosas nuestras). Logré dar con Úrsula junto a la columna después de intercambiar un par de tweets (olvidó mis brownies pero tenía pruebas para demostrar su existencia, así que bien). Hablé con Laura menos de lo que me habría gustado (estaba despampanante). Diana me pareció una criatura encantadora y con Fran quedamos en celebrar Sant Jordi en junio.

Lorena logró reunir al equipAZo y sacarnos unas fotos que sin duda irían aquí. Lamentablemente, alguna maldición gitana impide que lleguen a mi buzón (yo creo que me echaron mal de ojo en el Retiro). Blanca se moría de ganas de quitarse los zapatos también (pero tiene bastante más clase que yo y aguantó como una jabata). Saludé a Olga de MissAirgam en el último minuto y recibí una tarjeta de Pequeboom en el último segundo. Comprobé que Aidixy no tiene el pelo lila y es mu resalá y no me di cuenta, hasta ayer, de que MamaGnomo había cambiado el cucurucho por una chistera!! (Ahora sé que nos cruzamos un montón de veces). Con el obsequio de unamamaenlacocina en el bolsillo, felicité a Laura, la novia, porque es una campeona que logró llevarse a CYBEX al huerto (entiéndase que es figurado). Lamento no haber hecho lo propio con Verónika.

Le planté un abrazo demasiado breve a Trimadre y otro, demasiado tarde, a Mamapinta. Me saqué una foto con Nat, mientras embelesadas veíamos a las chicas bailar. Con algunas hablé demasiado poco. Con ninguna hablé lo suficiente. Eché de menos a Mónica, a Verónica y a Pao, que por razones de fuerza mayor no pudieron acudir al evento, y me moriría de pena si olvidara mencionar a alguien. Así que… ¡Avísame si piensas que no te he hecho justicia, que lo edito ipso facto!

Amor de mujer

Mi primera maternidad me hizo apreciar la amistad de las mujeres más que nunca en toda mi vida. Mis amigas de carne y hueso que me acompañaron en las risas y en los trances más difíciles. Mi última maternidad me ha enseñado que esas mujeres buenas, a las que quiero en mi vida, puedo encontrarlas en cualquier rincón gracias a las nuevas tecnologías y que ese amor cultivado en la distancia, a través de las palabras, puede ser tan poderoso y duradero como el amor de escuelas y cafés.

Quiero rodearme de mujeres en mi vida. Porque ellas son fuerza, son belleza, tesón y esperanza. Son compañía, son alegría y llanto. Son compañeras de viaje a las que no quiero renunciar. Las de ayer y las de hoy. Las quiero a todas. Juntas y revueltas, cerca. A ser posible tatuadas bajo mi piel… y hablando de tatuajeeees!!

A esta mujer le tengo un cariño especial. Sin saberlo, me abrió la puerta a un mundAZo. Tenía que decirlo.

Corre la voz de que el tatuador (¡que yo no lo ví! Ni lo vi a él, ni vi la bragafaja de la Musa (que para mí será siempre arrobayonosoysuperwoman), ni al pelaplátanos! Si es que no me entero de ná). Cuentan que el chaval, el tatuador, estaba de muy buen ver… que digo que para la próxima Party, fijo que me hago un tatuaje y ya se lo que dirá. Dirá:

Amor de @MalaMadre

Regresé a casa muy contenta pero con una extraña sensación de nostalgia y, como comentaba en twitter, de tensión bloguera no resuelta. Espero que se resuelva pronto en futuros encuentros donde podamos extender las conversaciones más allá del punto en que quedaron.

Para no pifiarla con los sponsores que hicieron esto posible, enlazo directamente a la crónica oficial donde quedan todos perfectamente representados.

Y aquí nuestro momento de gloria hollywoodiense en el minuto 1:20. Lo sé. Estamos locas.

 

Con estas flores me recibieron a mi regreso. Con ellas me despido del resto de @Malasmadres.

FUN!