Desatando el Nudo Gordiano
abril 10, 2014 § 22 comentarios
A mí siempre me ha molado mucho la mitología. Grecoromana primero, japonesa después, nórdica, hindú… Da igual. Cualquier leyenda con desventuras increíbles me pasma como a una cría.
Bueno, pues no quería privar a este espacio de unas goticas de mitología, en esta caso griega. Que vaya tela los griegos… Así les va. Como tengo ya bastante práctica en simplificar las explicaciones, para hacerme entender a varios niveles, pues os lo voy a explicar facilito. Primero de todo os diré que nudo gordiano ¡¡no viene de nudo gordo!! ¡Que no! Os lo explico. 😉 (Ojo que yo hasta hace 15 minutos sí creia que venia de nudo gordo)
Bueno, sentaos a mi alrededor que os voy a contar un cuento. No. Chino no. Griego. Pero de cuando los griegos estaban desparramados más allá de la Grecia actual.
Cuenta la leyenda, que hace muuuucho mucho tiempo en un lugar llamado Frigia (que vendría a ser la actual Anatolia, en Turquía) andaban escasos de monarcas. Parece ser que los frigios buscaban rey pero no sabían cómo encontrar uno. (Qué cosas. Unos buscan rey mientras otros intentan deshacerse de los suyos). Bueno. Pues estaban en esas, buscando que buscarás, cuando algún frigio espabilado tuvo la brillante idea de ir a consultarlo con el Oráculo y ahí que se fueron todos. El Oráculo vendría a ser ahora como una especie de asesor fiscal, asesor de imagen, asesor de la alcaldesa… vamos, un asesor que asesora. Y cobra.
Será que los de antes cobraban menos o será que lo pillaron durante la sobremesa o algo… porque se los quitó rápido de encima con voz tan digna como expeditiva:
– ¿Un rey? Eeerm… ¡Sí, claro! Ya lo estoy vieeeeendo. Vuestro nuevo rey llegará por la Puerrrrrta del Este, le acompañará un cuerrrrvo que se posará sobre su carrrrrro. Es a él a quien debéis escoger como nuevo rey. ¡Pero ni lo dudéis, oye! Hala. Hasta luego que tengo faena, chatos.
Tomá ya.
El Oráculo se quedó más ancho que largo y los otros se lo creyeron (que, con esa buena fe, más que frigios parecían españoles). Y todos ahí pendientes, a ver quien entraba por la puerta del Este. Pues no te lo pierdas. Llegó un labrador llamado Gordias, que no poseía más que su carreta y sus bueyes y los frigios comprendieron que era ÉL a quien tenían que hacer rey.
Claro, el pobre Gordias, imagínatelo, flipando en colores.
«¡Cagoen la leche que le han dao a los frigios, ¡que me han hecho rey!»
Pues nada, ni corto ni perezoso, el tal Gordias no lo preguntó dos veces no fuera a ser que se lo repensara el Oráculo y aceptó el cargo, el puesto o la nominación… Bueno, que se dejó coronar rey y listos. Lo primero que hizo cuando le hicieron rey fue fundar una ciudad ¿y qué nombre le puso el tío jodío?
Gordión.
Asi es. Con un par. Pero y qué iba a hacer el hombre… Era un simple campesino, de aquellos tiempos… No se le ocurrió otro nombre. Gordión. Luego el hombre dijo, «el carro este me lo quito de en medio pero ya, que estoy hasta la coronilla de ir con él arriba y abajo». ¿Y qué hace? ¿Venderlo de segunda mano? ¿Regalárselo a un campesino que pudiera darle nuevo uso? ¿Reciclarlo? No. Va y se lo entrega a Zeus (que ya me dirás tú pa que quería Zeus un carro).
El caso es que le llevó el carro a Zeus y de paso se hizo un poco de autobombo frente a sus nuevos súbditos. «Mira que ofrenda mas guay lili lala… « y quedó como dios. Ató la lanza y el yugo con un nudo super imposible de desatar (lógico, no tenía claro que le fuera a durar el chollo) y pensó, «aparco el carro aquí, en el templo, que mejor guardado no va a estar en ningún aparcamiento, y le hago el nudo chungo que me enseñó mi abuelo para que no me roben el carro, que mira lo que le pasó al Manolo por no atarlo como es menester!»
La leyenda cuenta que NADIE era capaz de desatar aquel nudo.
Lo cual confirma que intentarlo, lo intentaron. Que ya por aquel entonces había chorizos y que más de uno trató de pisparle el carro. Pero todo fue en vano porque, al parecer, el nudo ¡era tremendo! Esto hizo que la expectación en torno al dichoso nudo aumentara y como la gente es tan exagerada, ya en los debates televisivos de la época, llegaron a afirmar que aquel que desatara el nudo ¡conquistaría Asia! Ahí es nada. Vamos que el Gordi la lió parda, allá en Frigia.
A dónde voy con esto, os estaréis preguntando. O no. Pero yo voy a suponer que sí, que es lo bueno que tiene que no me podáis hablar mientras escribo, que me distraigo con nada.
Un buen día, allá por el 333 a.C., pasaba por allí Alejandro Magno que se dirigía a conquistar el Imperio Persa (como el que no quiere la cosa) y mira, en un rato libre, conquistó Frigia. ¿Qué pasa? Allí se encontró Alejandro con el reto del nudo, que le encantó, porque a Alex le molaba a idea de conquistar Asia…
Los frigios, que no tenían nada más que hacer que estar todo el día pendientes del nudo, se apelotonaron a su alrededor. Alejandro Magno llegó, observó el nudo, visualizó este poster:
… meditó, se hizo el interesante con un par de posturitas bien estudiadas y tomó la palabra. «¿Hola? ¿Hola?» Cuando consideró que tenía un numero suficiente de espectadores como para conseguir un número aceptable de «likes», para que la historia corriera como la pólvora y se hiciera viral, dijo en tono prepotente y un pelín macarra:
«A ver, frigio, trae p’acá. Psé. Nudos a mí.»
Se desenganchó la espada del refajo y… ¡zas! resolvió el enigma del nudo gordiano a lo bruto. Qué cabrón. Luego lo ponen de ejemplo del lateral thinking.
Lateral thinking, lateral thinking… Lo que pasa es que tendría prisa el hombre. Y las prisas son muy malas, que cuando uno va por ahí conquistando y con prisa, no está el horno para enigmas. Esa noche, justo después de la tajada, se desató una tormenta memorable (Zeus sí que sabía «desatar») cosa que a Alejandro le fue de perlas para venderles a los frigios la moto de que ESA tormenta ¡significaba la aprobación de Zeus! (Eso sí que es lateral thinking de libro). Los frigios, crédulos ellos, se tragaron lo de la muestra de aprobación. Que mira que eran tontos los frigios.
Sí. Lo mismo daba cortar que desanudar y el Magno lo expresó así de clarito: «tanto monta cortar como desatar» (Luego Vino Fernando el Católico y le robó el eslogan pero eso es harina de otro costal.)
Y se quedo más feliz que un pato.
La madre que los trajo.
Con la de horas que yo me he pasado desliándole las madejas a mi bisabuela, que me decía que era un entrenamiento para la paciencia y que era relajante. No, si relajar… me relajaba. Todavía hoy. Pero ya os digo que, después de pasarme la infancia buscando el cabo perdido de todas las madejas con las que me topaba (ojo, metáfora al canto), desde que soy madre, voy a sablazo limpio por la vida. No estoy para ostias y si me plantas un nudo gordiano, te lo corto en un pispas, y lo mismo te arreglo un padrastro con los dientes, que te coso el bajo de un pantalón (si no tengo a mi madre a mano). Si hay piojos, se combaten y se lleva trenzas el resto del año. Nada de rasgarse la vestiduras por tonterías, que luego hay que coserlas. Si puedo escaquearme, me escaqueo… pero si no puedo y hay que ir, voy.
Desde que soy madre soy mucho más resolutiva, creo… Todavía me queda mucho camino por andar pero siento la evolución en mí.
¡Ah! Bueno, y la leyenda acaba que Alejandro se largó con el carro de Gordias.
Así es, señoras y señores… ¿Lo sabían?
La expresión «nudo gordiano» todavía se utiliza para hablar de una dificultad que no se puede resolver o de un obstáculo difícil de salvar. Y «cortar el nudo gordiano» significa resolver de forma tajante y creativa un problema gordo (que no gordiano) descubriendo la esencia del problema y yendo al grano sin perderse por las ramas, ni darle muchas vueltas al daño colateral… Simplificar, localizar la raíz del problema y dar con la solución, sin rollos enigmáticos. Lo llaman pensamiento lateral.
¿Cómo lo veis? ¿Notáis que con el tiempo simplificáis y os volvéis más resolutivas?
[…] Que ahora la gente se pirra por la meditación y el Mindfulness pero eso es porque no tenían una bisabuela que los pusiera a desenredar madejas. “Esto es pa que estés a lo que hay que estar.” Con ese ejercicio simple me enseñó […]
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[…] Creatividad en marcha, no sólo a la hora de elegir colores o patrones, un lienzo u otro, una marca de pintura u otra, un tipo de papel. No sólo al decidir formas y trazos, sino en la manera de enfrentar tus problemas. Aprendes a pensar de forma creativa. A buscar soluciones fuera del orden establecido, a pensar fuera de la caja… ¡a desatar nudos gordianos! […]
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[…] Creatividad en marcha, no sólo a la hora de elegir colores o patrones, un lienzo u otro, una marca de pintura u otra, un tipo de papel. No sólo al decidir formas y trazos, sino en la manera de enfrentar tus problemas. Aprendes a pensar de forma creativa. A buscar soluciones fuera del orden establecido, a pensar fuera de la caja… ¡a desatar nudos gordianos! […]
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Nuria! yo quiero volver a tener clases de Historia y que me las cuenten así. También funcionaría con Literatura. Creo que no voy a poder dormir con la imagen de Alejandro Magno leyendo el Keep calm and… jajajaja
Un beso gigante!
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Muitas mercedes… 😉
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Magradato muchito 🙂
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No, no, no! Sos muy grosa! Lo que me he reído con este post no tiene nombre… a tus pies!!!
Abrazo porteño, che!
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Me gusta que te rías, Pao!!!
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Pues este post es un gran ejemplo de que se puede ser instructivo y divertido a la vez!!! Ni idea de lo que era eso del lateral thinking, cuánta falta me haría a mí, que me monto unas películas del copón y acabo ahogándome en un vaso de agua!!! Y tampoco conocía la historia del nudo gordiano, pero me ha encantado!
Espero ansiosa tu próxima clase de mitología!!! 😀
Un biquiño 🙂
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Qué bien…! pues por ese clamor, de una persona pidiendo más, tendré que ponerme con el siguiente!! 😀
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Me gusta la mitología a morir, y me encanta que me cuenten cuentos, pero ni con esas puedo aguantarme de decirte esto… menos mal que lo explicabas en corto y facilito!!! xD
besito gordiano, o sea gordo, para que veas que lo he entendido todo :***
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Dije facilito, jamás juré brevedad…
Remorada, tienes toda la razón!!! Me enrollo como una persiana!! Tengo que trabajar mi capacidad de sintesis… ¿Será que ya empiezo a chochear? Y me estoy dando cuenta ahora, redactando un futuro post, que me alargo y me alargo… Horror.
Abrazo gordiano pa ti también.
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ERES INCREIBLE!!!!!!!!!!
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Querida Nurananu!! Qué grande eres!!! Te lo digo con sinceridad total y por supuesto, con enorme admiración!!!!!!!!!
¿Te has planteado la posibilidad de escribir un libro tipo «La mitología para niños»? YO COMPRO!!! Te lo digo de corazón!
Me ha encantado. ¿Será que soy un poco niña? Sin lugar a dudas, lo soy. ¿Será por eso que desde que he empezado a leerte estoy dándole vueltas a la misma pregunta? ¿Frígida viene de Frigia? ¿Puede ser que una sea frígida porque no ha conseguido desatar el nudo gordiano entre sus prejuicios o recuerdos y el placer erótico? En fin. Ahí lo dejo que me voy por las ramas…
Mucho tenemos en común!
Un abrazo enorme, y que sepas que me encanta leerte en todos tus registros!
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Gracias, maja!! 🙂
Me has matao con lo de la frigidez…
… pero a lo del libro te digo:
ENGA!
(ojo, si tú me escribes el prólogo)
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Genial entrada!!
Me encanta tu forma tan divertida de explicar la mitología, la cual me encanta, dicho sea de paso. Esta historia no la conocía o al menos no tan al detalle. Y es genial como lo llevas al campo maternal. Me siento muy identificada con esa forma de ser madre donde prefiero simplificar en todo.
Qué bien escribes! Un beso!
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¡Gracias, guapetona!
Todo un honor que una señora de las letras como tú me lea.
Efectivamente, es simplificar ¡o morir! Así que no queda otra. 😉
Besitos!!
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Me ha encantado!! Jajaja mira que a mi la mitología no me llama mucho, pero explicada asi, oye que me la «trago» toda jajaja lo que me he reído y aprendido! 😄
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¡Cómo me alegro! 🙂
Yo también me reí un rato ayer con los frigios…
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Pues sabes que creo que nos iría mucho mejor a todos siempre si intentásemos simplificar los problemas antes de acometerlos?
Y la mitología arrasa, a mí me encanta, pero estoy pez en la materia. Solo me sé bien el mito de Perseo, al que dedicamos toooodo un trimestre de la asignatura de latín en segundo de BUP
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Soy fan absoluta del «menos es más» de Mies van der Rohe… ¿Conseguiré algún día aplicarme el cuento eficientemente?
Bueno, por lo menos la voluntad ya la tengo…
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