La vieja que quiero ser
febrero 15, 2016 § 16 comentarios
¿Y entonces? ¿Dices que hacerse mayor es esto?
¿Hacerse mayor es tener hijos a los que gritar “me vais a volver locaaa”? ¿Es mirarte al espejo y ser espectadora de tu declive? ¿Es admitir que esos pelos blancos son tuyos y de nada sirve luchar contra ellos?
¿Es hacerse mayor hablar con otras personas mayores de lo mucho mejor que era todo antes? ¿Del timo que es la vida? ¿De nuestras expectativas frustradas?
¿Hacerse mayor es dejar de salir a correr? ¿Es no tomarse un vino porque interfiere con la medicación? ¿Es dejar de bailar los sábados hasta el amanecer? Entonces de los viernes y los jueves ya ni hablamos…
No. No puede ser. Eso NO es hacerse mayor. Eso es envejecer.
Hacerse mayor es otra cosa
Hacerse mayor es hacerse más grande. Hacerse más grande es crecer. Crecer es mejorar. Es observar tu declive ante el espejo y saber dar gracias por seguir ahí ¡para verlo! Es ver belleza en ese cambio. Es cabalgar a lomos de tu seguridad recién conquistada por playas de arena blanca o por lomas verdes… o por suelos áridos. Da igual. El caso es seguir cabalgando.
Sentir el viento en tu pelo, aunque escasee. Sentir que el calor del sol se mete entre los pliegues de tu piel… Los pliegues que conservan resquicios de tu historia. Sentir que hoy eres más grande que ayer, porque dejas tus miedos atrás. Porque tus temores se alejan pequeños en el horizonte.
Un par de mudas, un par de amigas y una bolsa de magdalenas. Eso… y cientos de historias que contar. Así es como me imagino yo en mi vejez: Contando batallitas a quien las quiera escuchar.
Sorprendiéndome cada día de las nuevas tecnologías, de las habilidades de mis nietos, de las nuevas canas de mis hijos… Feliz de ver que todo lo hacen mejor que yo.
Feliz de ver que vamos hacia adelante, que construyen un mundo mejor del que les dejamos.
Quiero ser una vieja feliz. Desdentada pero sonriente.
Fundaré el Club de la Magdalena
Y me sentaré a tomar té con pastas con mi pandi de viejales. Quiero ser traviesa y tomarme un cognac para que me suba la tensión (o me la baje) o me arregle lo que sea que me duela.
Quiero ser una vieja de risa fácil. Bien arrugada, de manitas huesudas y preguntona. Pero preguntona pesada no. Preguntona de interesarme por los demás: por lo que hacen, por lo que logran, por lo que sueñan… Incluso acepto una berruga en la nariz de la que el resto de brujis hará broma. Quiero recordar viejos chistes y aprender nuevas guasas. Quiero entender la vida de los jóvenes y ser capaz de mirarla sin nostalgias… Feliz con lo que fui.
Quiero una vejez de farándula.
Quiero ir a discotecas para abueletes. Quiero darlo todo hasta el ocaso, hasta que me rompa. No quiero sentarme en una silla a esperar la muerte. Quiero salir a pasear cada día, aunque me cueste la vida. Aunque corra el riesgo de resfriarme. Aunque lo desaconseje el cardiólogo de turno. Para qué voy a guardarme el corazón. ¿Para morirme luego sentada ante la tele? No. Quiero morirme sintiendo que viví todo lo que tenía que vivir, como pude, como supe, como me dio la gana y que, después de todo, no salió tan mal.
[…] Tienes ganas de cambios. La verdad es que llevas una de cambios en los últimos años que te has vuelto como adicta a ellos y nada te da más pavor que el estancamiento. Ayer tu amiga, la del chocolatito, te empujaba a buscar un trabajo a jornada completa. “Si todo el mundo lo hace” -te decía- es cuestión de ORGANIZACIÓN. Será. Pero tú aquí, sin abuelas de las que echar mano ni varitas mágicas, con tu estatus actual de madre de tres (uno de ellos como el perro porculero del hortelano, que ni duerme ni deja dormir) no lo ves del todo viable. Despojada de energía, no supiste cómo decírselo sin sonar floja. Mira qué floja eres que se lo tienes que decir por aquí. O peor, no sabías que contar y te pones a hablar sola en voz alta. Eso es de vieja. ¿Eres vieja ya? […]
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[…] De mayor quiero ser… ¡vieja! una vieja puñetera, una vieja curiosa pero una vieja que viva y deje vivir. Quiero reconquistar el empeño del nene que empieza a caminar sin preguntarse jamás si lo logrará. Quiero ser una vieja desdentada que se ríe sin prejuicios. De mayor, quiero ser aprendiz. Quiero ser autodidacta utilizando herramientas que todavía no existen. De mayor quiero ser cándida e ingenua. Quiero ser “una vieja chorras que no asume que ya tienen una edad” y, por supuesto, quiero rodearme de viejas que estén tan chifladas como yo. […]
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Que diera yo por envejecer así, tengo que empezar de ya… ❤
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Sí, sí! Tienes toda la razón… Hay que empezar a caminar ese camino pero ya. Porque nada sucede «de repente»;-)
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Me encanta, yo también quiero quiero envejecer así!!!!! Bravoooo Nuria.
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Te gustan la magdalenas ¿eeeeh, Rocío? 😉 Mua!!
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Ayer justo murió una viejita de mi escalera, cuando llegué a vivir aquí hace seis años y medio ya bordeaba los 90, pero seguía saliendo a la calle, preguntándome cosas, era una miniatura con unas gafas amarillo brillante que ya envidiaría Agatha Ruiz de la Prada.
Desde hace unos años paseaba con una cuidadora, las oía por el patio interior negociar las comidas, ese espíritu de «cuidarme, sí, pero ya no nos pasemos ehhhh» me hacía reír y me encantaba encontrármela en el ascensor y aunque ya no me podía ver me reconocía por la voz «ahhh, la nena del quinto!»
Esas viejitas molan, no sé si llegaré a ser así alguna vez, que el camino es muy largo, pero debe ser curioso que el día que ya no estés una vecina que no te conocía de nada más que de escucharte por el patio interior y de cruzarte con ella en el ascensor sienta tanto tu partida.
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Oh, Fran, pues lo lamento porque parece que la viejita te caló hondo y la descripción que de ella haces es entrañable!
Qué bonito dejar esa imprenta en los que te rodean… ¡Te mando un beso grande! :-*
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Quiero ser una de las invitadas a la ronda de magdalenas. Y hacer todo lo que describís y màs!! Ojalá sigamos siendo amigas hasta siempre
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¿Lo dudas? 😉
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Yo ya estoy en plena faena, pero también me gusta.
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🙂 Todas de cabeza a la vejez. Pues si hay que ir… que sea cantando!
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¡Yo también quiero crecer y no envejecer! Mucha suerte en tu crecimiento. A ver si lo conseguimos… ¡seguro que sí!
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A ver, a ver… 😉
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Inspirador! Me ha encantado,gracias!
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Gracias a ti, Jessica, por leer y por comentar! 🙂
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