S.O.S Social Media

Tengo, francamente, un problema. A ver, tengo más, tengo otros… pero digamos que este lo expongo aquí y con el resto me voy a la cama.

 

Por más que me esmere, a mis años, en estar a la onda, no lo consigo, oye. (Bueno, ya tengo un smartphone chulísimo, que es mucho). Mi inconstancia bloguera es un delito que a nadie puedo achacar más que a la menda. ¿Atenuantes? bueno, me gusta que me hagan esa pregunta porque, mira tú por dónde, se me ocurren un par. A saber: En el supuesto de que por fin uno se decida a abrir esa ventana al mundo y, en plan medieval, empezar a arrojar por ella todo lo que te sobre en la azotea, resulta que uno ya no sabe muy bien hacia adónde echarlo. Me explico:

¿Lo pongo en el muro de mi cuenta personal de Facebook o en la página del negociete que me estoy inventando? ¿Lo pongo en mi blog, ese en el que no escribo nunca, o en el otro, del cual ya he olvidado la contraseña? ¿En Google+? ¿Pero eso qué era? Como Facebook sólo que lo tienen cuatro pringaos (entre ellos mi amiga Elisa) ¿no? No sé… ¿y Twitter? creedme, todavía no tengo cuenta en Twitter… no me atrevo, no sé por qué, qué tontería ¿verdad? Supongo que será por el reparo que me da admitir, que no sabría qué puñetas hacer con él. ¿Pinterest? Eso es para pegar fotos o cositas que interesen para luego, ¿no? ¿y Flickr? para organizar y mostrar tus fotos, vale ¿Etsy? para comprar y vender ¿Instagram? para hacer ver que sabes lo que es la fotografía TTV sin complicarte la vida ¿MySpace? para hacer tus pinitos musicales era ¿no? Tendría que contrastarlo pero me da una pereza… Dios mío, ¿en cuál de todas las comunidades les cuento el problema que tengo? ¿Y si abro algún hilo en un foro de Social Media para Dummies? Que dummie me siento, por favor, y mira que me esfuerzo y me hincho a leer blogs y foros y libros, y tengo los ojos rojos y no hay manera. ¿Y si te limitas a uno? Ley de Murphy, seguro que cierra en cuestión de meses ¿y si estás en todos? pero bueno… ¿aquí curra alguien?

 

Esto es un estrés. Y ahora Gravatar quiere resumir en una ficha tu presencia on-line… ¿pero qué cóño de presencia on-line, si bastante tengo con estar presente en clase, en el trabajo o en mi casa? Pero claro, ya, parece que si no tienes presencia en la red no eres nadie. Así que, ¡hala! toool mundo a inventarse una presencia en la red. Bueno, ya tengo blog ¿y de qué hablo? Da igual de lo que hables, todo está hablado, escrito foreado, documentado, ¡todo! ¡Pues hablaré de lo que me salga del bolo! Pues no, porque el título ya está pillado. ¿De «Mis cosas»? Tampoco. ¿»Mi vida»? No. ¿»Mis intereses»? Pfff… ¿»Mis intereses personales»? No. ¿»profesionales»? M-m… ¿»Mis hobbies»? Aburrido. ¿»Mis recetas»? No más por favor. ¿De… «Arquitectura»? 😛

 

Yo estudié la carrera en una mesa que se inclinaba con una palanca medio chunga, con un Paralex de plástico clavado con cuatro chinchetas y un lápiz. Con lo bien que estábamos. De repente, llegaron los ordenadores y pensamos, «qué guay: apretaremos un par de teclas y saldrán los planos hechos». Adiós a los Rotrings… a los compases, a las plantillas, a las plumillas, a las letritas Decadry -que mira que eran odiosas. El mundo cambió, sí. Nosotros, enseguida nos dimos cuenta de que aquellas máquinas del demonio (los que hayáis imprimido en los plotters de antaño sabréis a lo que me refiero) requieren algo más que apretar un botón. El resto de la humanidad (osea, todos los clientes potenciales) no. Caray si cambió el mundo. Aunque ahí todavía no nos dábamos cuenta de lo que se nos venía encima… Pensábamos que era cuestión de aprender AutoCAD y ya está. Cuando mi jefe dijo que necesitaba un experto CAD yo levanté mi bracito y dije con bastante aplomo: «yo ni flores, pero aprendo rápido…» Coño si aprendí. Es que o aprendía o me quedaba sin convenio de prácticas pero lo de ahora… una de dos: o yo no aprendo tan rápido como creía… o la velocidad de la evolución se hace insoportable a partir de los x-enta.

 

No sé. Ya no me atrevo a levantar el brazo…