Sangre…

febrero 19, 2014 § 24 comentarios

La ilustración "Foxy" es una gentileza de Kristina Sabaite

La ilustración «Foxy» es una gentileza de Kristina Sabaite

Tranquilos, que no voy a contaros que en mis partos hubo mucha sangre. Rebasaría la línea del buen gusto (e incluso del malo). En el último fue tanta, tantísima, que me felicitaron por poder contarlo (y ahora voy y lo cuento) y me recomendaron encarecidamente no volver a quedarme embarazada, si quería seguir dando la matraca a mi alrededor (algo que llevo en la sangre, valga la redundancia). El círculo lo cerró mi madre, que me lo hizo jurar por la vida de mis hijos o algo parecido. (Un juramento de estos que acojonan y no dejan lugar a dudas).

Bueno, aunque podría (porque tema hay), no voy a hablar de esa sangre. Tampoco voy a hablar de los lazos de sangre, porque a veces son más deslizantes que los de organdí. Por supuesto, en la familia y con los hijos se crean lazos, los llamamos de sangre porque a menudo la compartimos, pero esos lazos que creamos con los hijos y que pueden llegar a ser muy potentes no son tanto fruto de los parecidos mitocondriales (por decir algo que suene medio»científico») sino más bien de las relaciones rocieras o «de roce». Porque está claro que…

Del roce nace el cariño

(… y quien lo dude es que no se roza mucho con nadie)

Ya hablé aquí de mis niños. Unos comparten mi sangre, otros no. Sin embargo, las relaciones que establecemos día tras día, ya sea sintiéndolo desde el principio o haciendo «como si», terminan por concretarse en aquello que al principio era, tal vez, más una definición o una alteración hormonal, que un sentimiento real. Para ilustrar esto (y evitar que empecéis a llamarme madrastrona) me remito al testimonio de una madre, que leí en este artículo sobre la acogida temporal de niños.

Con la llegada de Álvaro, lo más costoso era pensar que desde el principio no debería existir diferencia entre el hijo acogido y el biológico y sí que la hay. Pero, simplemente es diferente, no por ello ni mejor ni peor. Por ejemplo, cuando nació mi hija pequeña, me la comía a besos; era como una necesidad y con Álvaro al principio no me pasaba… Así de crudo y así de sencillo. Simplemente diferente. Ahora le quiero con toda mi alma, ni más ni menos, pero fue llegando más lentamente… poco a poco, hay que tener más paciencia.

Volviendo al tema de la sangre. Hay lazos de sangre que… como si no existieran, oiga, y luego hay conexiones que se te meten bajo la piel y no salen jamás de allí, con gente que no comparte contigo ni un solo gen.

Sin dar más vueltas, de lo que quiero hablar es de sangre nueva. De la sangre nueva, que llega hoy a la familia tras el milagro de la adopción (porque de verdad que son muchos los astros que tienen que alinearse para que esta se dé). Mi hermana y mi cuñado se han convertido en padres de una niña, que lleva la sangre de otros. Una niña (creo que ya lo sospechan) que se les va a meter bajo la piel. Una nena a la que tía y abuela (alocadas ellas) ya han encontrado parecidos imposibles y descabellados con estos progenitores no biológicos que, no le habrán dado sus genes pero desean darle su vida y su calor, que NO es moco de pavo.

¡Soy tía! 🙂

Desde hoy, soy tía de una nena a la que sólo he visto en foto (en foto de foto…) En esas imágenes, me recuerda ya al bebé que fue mi hermana. Tiene la tez morena y el pelo oscuro de mi cuñado. Se me empañan los ojos de la emoción. Se me eriza el vello de los brazos al observar lo poco relevante que es la sangre, al fin y al cabo.

A mi única hermana y a mi cuñado preferido, os deseo desde aquí una feliz entrada en la maternidad/paternidad.

Me muero de ganas de conocer a mi sobrina Zoé.
🙂

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Aquí el resto de contribuciones de esta semana:

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§ 24 respuestas a Sangre…

  • […] No recuerdo cómo lo consiguió. El motivo de nuestra visita a la ciudad era otro. Íbamos a conocer a mi nueva sobrina. Se hizo esperar pero al fin llegó y en cuanto nos dieron luz verde pillamos un tren a París. Yo […]

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  • Azul Celeste dice:

    Han pasado exactamente dos años de esta entrada, que apenas vengo a descubrir. Lo que quiero comentarte es que, efectivamente, los niños adoptados se van pareciendo físicamente a sus papás. Hay una explicación científica, que ahorita no recuerdo bien como iba, pero ¿Qué importa? La sangre nueva también llama ❤

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  • Jobar… Que he empezado leyendo «escojonada viva» con el roce rociero y he terminado con los pelos de punta y con la emoción en forma de lagrimilla. Estoy muy tonta, no lo puedo remediar.

    Enhorabuena de corazón a tu hermana y tu cuñado porque después de un largo camino ha traspasado la meta… Y efectivamente, no sólo es madre quien pare… Sino quien cría y lo hace desde el amor más sincero.

    ¡Un abrazo y a disfrutar de la sobri, preciosa!

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  • Imma dice:

    ¡Qué no hubiese dado Cenicienta por tener una madrastra como tú! Pero como les digo a mis niños: el amor es una fuente inagotable…

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  • Imma dice:

    Hoy me prometí no entrar en las redes, pero tenía pendiente enviarte un comentario… Muchísimas felicidades por la llegada de la pequeña. Me ha encantado la delicadeza y la emoción con la que hablas del proceso de adopción. Mil besos. (Para que te sobren unos cuantos para tu hermana, tu cuñado y la nena.)

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    • nurananu dice:

      Gràcies Imma!! 🙂
      Ayer ya la tuvieron en brazos!!! Se los daré de tu parte. Es todo superemocionante… y eso que yo lo vivo desde la distancia. Ellos están pletóricos.

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  • Qué lindo! Muchas felicitaciones por la llegada de la nueva integrante de la familia. Yo también he tenido la suerte de conocer muy cerca casos como el que comentas, y sí, los parecidos se dan 🙂
    Un abrazo grande.

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  • remorada dice:

    felicitaciones a todos, por encontrarse y completar la familia, vengan de donde vengan ❤

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  • Buf, si me conoces un poco debes imaginar la intensa emoción que siento al leer un post de este tipo… Enhorabuena por esa sobrina que imagino preciosa y por favor, extiéndela a tu hermana y cuñado. Puedo sentir desde aquí sus lágrimas de alegría y las tuyas pues lo he vivido en mi propia carne y en la de muchos amigos afortunados. Os deseo mucha felicidad a todos. La sangre, como bien dices, no importa demasiado para el amor. Unas veces se tarda más y otras menos, pero de verdad que no importa, lo has expresado muy bien.

    Gracias por escribir de la adopción con tanta sensibilidad.

    Un besazo

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  • mariaddlor dice:

    Qué nombre tan bonito le han puesto! Tienes muchísima razón en tus palabras. Pero te digo, que a mí me pasó con mi hija mayor y la pequeña. Con la mayor fue amor a fuego lento pero seguro, con la pequeña fue un flechazo. Así que hasta con los de sangre ocurre. Felicidades!!!!Les deseo toda la felicidad del mundo!

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    • nurananu dice:

      Gracias, María, por compartir algo tan íntimo!!
      Yo también siento que el proceso de «enamoramiento» hacia nuestros hijos es muy variado, que depende de mil factores y presenta diferentes velocidades y modos de producirse…

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  • Me gusta muchísimo cómo escribes, pero especialmente cómo argumentas las cosas y lo que dices. Imagino que mi querida Bego, que se salió también del cuadro con su DESENREDANDO (el hilo rojo), se ha tenido que poner en pie para aplaudir esta entrada, como yo.
    El roce no solo hace el cariño sino que también termina causando el mismo efecto que la genética en los parecidos! Hay parejas que terminan pareciendo hermanos. Hijos adoptados que han conectado más con los padres que los biológicos y terminan teniendo una fisionomía (modelada por las expresiones faciales calcadas de sus progenitores) más parecida a ellos que sus hermanos.
    La entrada es emocionante. Me alegro muchísimo por vosotros y por esa niña que ha encontrado por fin a su familia.
    Un abrazo emocionado…

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  • Ayyyyy… pero que preciosa noticia.¡Felicidades, Nu! Para vos, tu hermana, cuñado y toda la familia! Me encantó la idea de los lazos por el roce y no por la sangre. En mi familia, los lazos de sangre no siempre funcionaron. De hecho mi tío está enemistado con mi mamá y abuela y por ende con todos. Creo que las relaciones se construyen, no vienen dadas, determinadas por la sangre.
    Como siempre, impecable!
    Un besazo, che!

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  • Enhorabuena a esos papás y a ti, por supuesto, la tía de la criatura!!!!!! El cariño y el amor incodicional no tiene que venir por la sangre, nace del roce, y del amor que estés dispuesto a ofrecer!

    BEsazos!!!!!

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  • Yo también creo que el roce diario es lo que acaba convirtiendo a un niño en tu verdadero hijo. ¡Enhorabuena a los nuevos papás! Porque estos procesos de adopción son siempre tan largos y complicados…

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  • ¡Vaya! Esperaba un post sanguinario y truculento, y me has sorprendido con uno lleno de dulzura!
    En primer lugar, felicidades por esa sobrina!!! Y a malcriarla todo lo posible 😀
    Y en segundo lugar, pues que tienes toda la razón del mundo, que los lazos vienen más de las relaciones «rocieras» que de la sangre en sí. Eso de que «la sangre tira»… nanay, si no hay roce, sólo tira cuando hay una herencia que reclamar!
    Felicidades a toda la familia por ese nuevo miembro 🙂
    Un beso!!!!

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  • Futura Mamá dice:

    Uy, ¡¡pero si se me han erizado los vellos hasta a mí!! Toda mi admiración para los nuevos papás y espero que todo vaya fenomenal!!!

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